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31 ago 2010

Fondo de Impacto sobre la Salud

Un plan para cambiar la salud mundial

Por Mariana Carbajal

Thomas Pogge es uno de los filósofos “globales” más reconocidos del momento. Nació en Alemania pero vive desde hace tres décadas en Connecticut, Estados Unidos. Aunque, en realidad, últimamente ha pasado más tiempo volando que en tierra firme. Desde que comenzó el año, recorrió el equivalente a cinco vueltas al mundo con un objetivo primordial: promover el Fondo de Impacto sobre la Salud (The Health Impact Fund), una nueva propuesta para estimular la investigación y desarrollo de fármacos para las llamadas enfermedades de la pobreza, las olvidadas, que afectan a millones de personas pobres en el planeta, como la malaria, el dengue y, en la Argentina, particularmente el Mal de Chagas, cuya cura no es un desafío para los grandes laboratorios dado que los potenciales clientes-pacientes tienen sus billeteras vacías. La iniciativa consiste en brindar a las compañías farmacéuticas la opción de vender al costo y cobrar un monto adicional por el impacto en la salud que cause una nueva droga. Cuanto más efectiva, cuantos más individuos logre curar, más ganancias tendrá la empresa. En su periplo, Pogge estuvo en Buenos Aires, donde dio un par de conferencias, y partió luego rumbo a Brasil. Para el filósofo, Argentina puede ser un país clave para di- seminar la idea del Fondo en la región. En una entrevista con Página/12, en su acotada agenda, explicó los detalles del proyecto.
La prensa alemana lo apodó “el pensador-para-cambiar-el mundo”. Pogge está convencido de que se puede (y se debe) terminar con la pobreza. “Todo lo que se necesita para que nadie quede por debajo de la línea de pobreza es el uno por ciento del ingreso mundial”, enfatiza Pogge, con la intención de mostrar que no se trata de un escenario inevitable. Entre otros libros, editó La pobreza como violación de los derechos humanos...

–¿De qué trata el Fondo de Impacto sobre la Salud?

–El Fondo es una nueva forma de incentivar la innovación en la industria farmacéutica. En el sistema actual, la innovación es recompensada con un monopolio temporario: a través de las patentes, durante un período, la compañía puede recargar el costo de producción y cobrar un precio muy superior. Bajo el sistema del Fondo, la empresa que genera una innovación medicinal puede elegir ser retribuida de una forma distinta: la retribución en ese caso está vinculada con el impacto del medicamento en la salud. El laboratorio, entonces, se comprometería a vender el medicamento al costo. Pero a cambio recibiría, además, una retribución por la mejora efectiva que produzca en la salud ese medicamento.

–¿Reemplazaría al sistema de patentes?

–No, sería una alternativa. El innovador siempre tendrá la posibilidad de elegir. Si lo que descubre es una droga cosmética, un producto para la caída del cabello, no va a ir nunca al Fondo. Pero si descubre la cura de la malaria, sí. En el sistema actual hay dos problemas: uno es que hay muchos medicamentos que son muy caros y no toda la gente puede pagarlos, y otro es que hay muchos medicamentos que son muy baratos y no generan incentivos para su producción.

–¿Qué ventajas tendría el Fondo?
–Tres grandes ventajas. En primer lugar, logra que sea muy conveniente económicamente investigar y producir drogas para las llamadas “enfermedades olvidadas”, como la malaria y el dengue: una nueva droga que consiguiera curar esos males tendría un impacto enorme porque hay millones de personas que las padecen. De esa forma, se promovería la innovación que bajo el sistema actual no se produce porque se trata de pacientes pobres. En segundo lugar, tendríamos drogas muy baratas desde el primer día. La tercera ventaja es que las empresas se preocuparían por un problema que existe ahora que es que los medicamentos lleguen a las personas pobres: si llegan, curan, generan impacto y reciben dinero por eso. Argentina tiene una oportunidad única y valiosa para un liderazgo global para promover esta iniciativa.

–¿Por qué lo dice?

–El Fondo apunta a un modelo global diferente. Hay dos razones por las que Argentina tiene una gran oportunidad para promover la implementación del Fondo. Por un lado, es un vocero reconocido de los países en desarrollo y, al mismo tiempo, por su idioma, por el hecho de ser un país de habla hispana: el español se está transformando en uno de los idiomas más importantes. De modo que si la Argentina se sumara al proyecto sería un participante clave para difundirlo y tener una masa crítica que permita adoptarlo.

(...)
–¿La plantearon en la Organización Mundial de la Salud?
–La OMS tiene un grupo de expertos que se reunió durante dos años para explorar nuevas formas de financiamiento de la salud. Evaluaron 90 propuestas. El Fondo fue una de las cinco propuestas elegidas como más promisorias.

(...)
–Otro de los tópicos que investiga es la justicia global. ¿A qué se refiere?

–Sí, empecé trabajando en filosofía política y después me dediqué a ese gran tópico. Es la evaluación moral de las instituciones que surgen a escala global. A partir de la globalización cada vez más el mundo está sujeto a reglas supranacionales, que son sumamente injustas. Las reglas de comercio, de inversión, sobre proteccionismo, el régimen de propiedad intelectual. A mediados de los ’90 se globalizó el sistema de propiedad intelectual y todos los países del sur fueron forzados a sumarse a una protección muy estricta de la propiedad intelectual. Esa fue una catástrofe para los pacientes pobres, porque se acabaron los genéricos de los medicamentos baratos. (...)*

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